¿Cuántos de nosotros abrimos ahora las puertas con sumo cuidado, llegando a usar pañuelos o empujándolas con el codo con tal de no tocar la manilla con las manos? Posiblemente seamos muchos. Tal vez no lo habíamos pensado, pero lo que antes algunos consideraban un lujo, con el coronavirus, será una necesidad. Renunciaremos a tocar puertas y motorizarlas puede salvar vidas.
Y es que esta crisis va a cambiar nuestros hábitos. Sin duda, muchos le diremos adiós a abrir y cerrar puertas manualmente para reducir el riesgo de contagio.
Los científicos han analizado el tiempo de permanencia en diferentes superficies del coronavirus, responsable del COVID-19, y han llegado a la conclusión de que el virus puede mantenerse:
- En el aluminio, de 2 a 8 horas
- En el cobre, hasta 4 horas
- En el acero, de 2 ó 3 días
- En otros metales y cerámica, 5 días
- En el plástico, de 5 a 9 días
- En la madera y vidrio, 4 días
En 40 minutos, el coronavirus puede estar en tres plantas de un edificio desde que se toca una puerta
Teniendo en cuenta de que la mayoría de manillas de puertas suelen ser de acero inoxidable, latón, aluminio o zamak (una combinación de zinc con aluminio, magnesio y cobre), está claro que el coronavirus puede mantenerse durante bastante tiempo en estas superficies y ser un importante foco de contaminación.
De hecho, según algunos expertos, si se toca una manilla infectada de coronavirus, a los 40 minutos puede llegar a tres plantas de un edificio. Es por tanto imprescindible una buena y permanente limpieza de manos y superficies, especialmente en lugares de tránsito, ya que una persona infectada puede depositar el coronavirus sobre materiales cotidianos al toser o tocar objetos y favorecer el contagio cuando otra lo toque y se lleve las manos a la boca, nariz u ojos.
Un buen momento para reflexionar
Y si hace poco nos preguntábamos si Motorizar puertas puede prevenir al contagio del coronavirus, la respuesta sin duda es sí. Y en estos días en que la mayoría de los españoles debemos quedarnos en casa, es un buen momento para reflexionar y valorar cómo ayudar a salvar vidas con la motorización de la puerta de un edificio, empresa, colegio, laboratorio u hospital. Porque, como decíamos, nadie puede ver ya la motorización de puertas como un lujo. Ahora es una necesidad que repercutirá en la salud de todos.