Un restaurante es un lugar en el que la accesibilidad es vital. Es esencial que los clientes accedan al local sin problemas, que personas con movilidad reducida o padres con carritos de bebés puedan entrar con facilidad y sin necesidad de pedir ayuda. Y también es imprescindible que el personal del restaurante circule de manera ágil, cómoda y segura por las diferentes áreas del local. Por todo esto es importante automatizar las puertas y elegir el motor para cada puerta corredera.
Por qué una puerta corredera
Los motivos por los que el sistema corredero resulta conveniente para un restaurante son varios, y uno de los principales es que es un sistema que desplaza por completo la hoja y, gracias a ello, todo el hueco de entrada queda libre. Así, se gana espacio de paso y tanto en la puerta de entrada al local como en la que comunica cocina con sala se gana accesibilidad.
Otro de los motivos para elegir puertas correderas es que muchas de ellas se realizan en cristal. Un material que en el caso de la puerta principal se convierte en zona de escaparate, mostrando el interior del local y haciendo de reclamo para nuevos clientes.
Además, la estética de unas puertas correderas da mucho juego para integrarlas como pieza de decoración en el interiorismo del restaurante. Por ejemplo, se puede instalar unas puertas de madera de estilo granero, de tipo industrial o con un toque más moderno solo de vidrio biselado o incluso serigrafiado.
Aspectos para elegir el motor para cada puerta corredera
En cuanto a la parte puramente técnica, es recomendable contar con ayuda de personal cualificado. Acertar con el modelo y las prestaciones que necesitamos puede resultar complicado si no se conoce el sector y se puede incurrir en errores.
Uno de los más típicos es comprar un automatismo con demasiada potencia, pensando que cuanto más potencia mejor funcionamiento. Y lo cierto es que no es así, solo se desperdicia fuerza y gasto energético.
Para elegir motor hay que tener en cuenta las dimensiones de la puerta, el material, el peso y la frecuencia de uso o volumen de tránsito. Así como la ubicación y el ruido que ocasiona.
Además hay que valorar si necesitamos un sensor de movimiento, regulador de la velocidad de cierre para mejorar la eficiencia energética y el nivel de seguridad de la cerradura. Muchos aspectos para los que es mejor contar con un experto.